ALAS GERMINARÁN
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Lo sé, lo sé... Toda la vida metiéndome con los amigos poetas y ahora cuelgo aquí un libro... Pero me salió del alma.
Carmen e Isabel nacieron muy pequeñas después de un embarazo demasiado corto: 660 y 860 gramos para combatir contra la Muerte. Sus órganos diminutos estaban sin terminar y a través de su piel transparente podías seguir el río de sus arterias. Tuvieron que pelear contra derrames cerebrales, hipoxias, retinopatías, bacterias, virus, anemias y graves problemas pulmonares, renales y cardíacos. Pasaron meses en la Unidad de Cuidados Intensivos, pero, después de ganar y perder muchas batallas, consiguieron ganarse el derecho a venirse con nosotros a casa. Los cuatro juntos. Éstos son los poemas que escribí para mis dos princesas, que luchaban con toda la fueza de su debilidad y con toda la alegría de sus risas.
Aquí tenéis un poema, para ir abriendo boca.
IX
Chocolate, molinillo,
corre, corre, que te pillo.
Prisión de calor sintético,
con la Muerte en el pasillo.
Mis pulmones de juguete
le caben en el bolsillo,
la codicia se le escapa
por los ojos de su brillo,
muros de metacrilato
delimitan mi castillo.
Mis padres cuentan los gramos,
la Muerte afila el colmillo.
Penetra en la incubadora
un aroma de cuchillo,
golpea sobre mi glotis
con la fuerza de un martillo,
y grita el respirador:
"De cartón es el anillo
traqueal de esta princesa
que boquea en su castillo".
No sabe rendirse Carmen,
chocolate, molinillo,
Isabel aguanta firme,
corre, corre, que te pillo.